Lo de hoy va a ir sobre el sexismo en el lenguaje. Es un tema de rabiosa actualidad y desde hace tiempo se están estableciendo una serie de postulados que son, como poco, imprecisos. Como no actualizo prácticamente esto, he de suponer que, salvo que lo mueva, no me lee ni Dios. Considero necesaria una introducción: me encuentro, en el momento de escribir esto, terminando mis estudios de Filología Inglesa. Es decir, llevo una temporadita estudiando aspectos relacionados con la lingüística, que es el eje central del artículo. Por así decirlo, tengo potestad de sobra para hablar del tema con conocimiento y una visión algo técnica. Lo digo para aclarar conceptos.
Voy a empezar por un punto importante, respondiendo sin preámbulos a la cuestión planteada en el título del artículo. ¿Es el lenguaje sexista? Mi respuesta es clara y obvia: no. ¿Influye la construcción sexista de la sociedad (el patriarcado) en el lenguaje? La sociedad efectivamente influye, pero eso no significa que el lenguaje adquiera unas connotaciones sexistas sí o sí. Me voy a centrar en la lengua española, pero haré referencias a otras lenguas. La crítica principal, el argumento número 1 que defiende que el lenguaje es sexista, en el caso del español, es porque el plural "neutro" coincide con el masculino. Pues bien, esto, lectores, no se adapta a la realidad. El término lenguaje natural me parece de vital importancia, puesto que las lenguas naturales (en contraposición a las lenguas artificiales, como puede ser el esperanto) evolucionan de forma totalmente arbitraria. Es decir, estos procesos de cambio vienen motivados por fenómenos arbitrarios, y no por una sociedad sexista. ¿Cómo se desmonta este postulado? Muy sencillo. La sociedad occidental ha sido tradicionalmente machista, pero no todas las lenguas comparten ese rasgo tildado de machista en el español. El ejemplo más sencillo es el caso del inglés, voy a ir sobre seguro. Como muchos de vosotros sabréis, el inglés sí tiene un plural"realmente neutro", el cual aparece desde el Inglés Antiguo. ¿Por qué? Hasta donde yo sé, porque la evolución ha sido así, no fue precisamente algo hecho por lingüístas. Y dudo que la sociedad de la época fuese lo opuesto a machista. Como veis, las lenguas evolucionan de forma natural. El inglés antiguo, concretamente, se extiende hasta el Siglo XII, momento en el cual pasamos a hablar de Middle English o también llamado Inglés de Chaucer. No puedo precisar cuándo aparece el they, pero creo, y especifico que solo lo creo, que hasta el Early Modern English no se extiende su uso como tal. Los pronombres cambiarían, y así seguirían evolucionando hasta el inglés actual que, por si no lo sabéis, tiene poco que ver con el Old English. Saber inglés actual no te garantiza entender una sola palabra de dicha lengua. Esto viene a santo de comentarios que he leído, algunos cargados de ignorancia, del palo de "el español es una lengua machista" o, y este atribuido al Twitter del político español Juan Carlos Monedero, que "a veces la lengua española parece poco civilizada". Por si tenéis interés, la fuente original la podéis encontrar exactamente aquí.
Explicado medianamente el fenómeno arbitrario de la evolución de la lengua, hablaré del componente social. Porque, después de todo, es una parte importante y no me he adentrado en ella. No he tenido muchos problemas personalmente, pero contaré una anécdota. En una conversación en Twitter, me acusaron de "machista por usar lenguaje patriarcal". La palabra de la discordia era "coñazo". Esta demanda es, además de poco afortunada, totalmente incorrecta. Podéis pensar que "lo malo se refiere a lo femenino (Ndr: desde un punto de vista tradicional aka cis) y lo bueno a lo masculino, por eso coñazo es malo y ser la polla es positivo (Ndr: tampoco es preciso, "de los cojones" no es algo positivo)". Esto es fruto de una evolución lingüística totalmente arbitraria, ajena al patriarcado. De la misma manera que la tercera "neutra" persona del plural coincide con la forma masculina. Por ejemplo, fruto también de esta evolución encontramos términos que aluden a lo mismo, y que pueden ser tanto masculinos como femeninos. "Personas" es femenino, "seres humanos" es masculino. Y hablamos exactamente de lo mismo. Es más, por esta evolución los objetos inanimados también reciben, hablando de pronombres, un género masculino o femenino de forma totalmente arbitraria. Ejemplos muy sencillos, "televisión" es femenino y "televisor" es masculino. ¿Aluden ambas palabras a algo masculino o femenino de por sí? ¿No aluden acaso al mismo objeto? Sí, pero, evidentemente, hay quien tiene que escudarse en falsas teorías para demostrar su postura.
El machismo en la sociedad está presente desde... ¿siempre? Eso es evidente. Y por ello, una serie de palabras y términos, usados habitualmente con fines denigrantes, tienen connotaciones machistas. Pero dichas palabras no son machistas. El lenguaje NO es sexista, como bien he dicho antes, sino su uso. Esto lo explicó perfectamente el lingüista suizo Ferdinand de Saussure (aquellos que me sigáis en Twitter me veréis mencionarlo a menudo hablando de lingüística). Él definió los conceptos de "signo lingüístico", "significado" y "significante", que son absolutamente determinantes en estas premisas que os cuento. El signo lingüístico es la relación entre significado (el concepto en sí) y significante (la imagen que tenemos de ese término). Esa relación es inmotivada, o sea, es así porque se han dado las condiciones para que identifiquemos, por ejemplo, la palabra "perro" con "el mamífero cuadrúpedo de tal especie". De forma más sencilla, por eso la palabra "verde" alude a la realidad (el color verde) que tenemos identificada como tal. Lo que he comentado antes de significado y significante.
Ahora, por fin, voy a hablar del cacareado sexismo lingüístico como tal. Partiendo de los postulados que ya he explicado, parece absurdo hablar de ciertos términos como sexistas, ¿no? En parte, sí. Hablemos de algo básico: la intención del hablante, el matiz y el contexto. Hablemos en plata, de ejemplo voy a poner la palabra "puta". Está muy extendido el pensamiento de que ciertos términos llevan una carga discriminatoria, en este caso, el machismo. Gente que me lee, la palabra "puta" no es machista, porque las connotaciones machistas de la palabra vienen motivadas por su uso social, jamás por el término en sí. Y la vamos a ver en contexto. Decir "esa chica se ha acostado con 3 personas esta semana es una puta" es, efectivamente, machista. ¿Por qué? Porque sigue el postulado patriarcal de "disfrutar de la libertad sexual siendo una mujer es algo pernicioso para la moral". En hombres esto, de darse, es algo de menor grado y muchísimo menos común. Sí, es machista, puro sentido común. Ahora, cojamos la misma palabra y vamos a meterla en un contexto diferente. "La puta ecuación me tiene en ascuas". No veo sexismo ni discriminación alguna ahí, ni intención machista. Porque, en ese contexto, la connotación es diferente. Es una palabrota, tiene esa connotación a modo de tabú, es malsonante, vulgar, etc, pero no machista. Es una partícula que sirve para añadir énfasis. ¿Que hay opciones en lugar de usar esa palabra? Miles. Por ejemplo, "la maldita ecuación". Es decisión de cada uno emplear ciertos términos, pero no existe nada sexista ni pernicioso en soltar esos términos enfáticos. Y esto no es sexismo lingüístico tampoco. Para el sexismo lingüístico voy a poner un ejemplo muy sencillo y también de actualidad: el caso de Tania Sánchez.
Seguramente habréis leído en la prensa, especialmente en aquella de perfil más conservador, tildar a Tania Sánchez, antes de nada, como "compañera sentimental de Pablo Iglesias". Pues bien, esto sí es sexismo lingüístico, de manual. ¿Por qué? Porque se habla de una persona como "parte" de otra, disminuyendo así su valía en la vida política. Por mucha atención mediática que genere hoy en día Iglesias, Sánchez es ,ni más ni menos, Eurodiputada por Izquierda Unida. O sea, tiene peso suficiente en la política española como para que sea tratada como lo que representa en ella, y no como mera pareja de otro político más famoso, ¿no? Esto, ni más ni menos, es un flagrante ejemplo de sexismo lingüístico, tal cual. Volviendo al caso, y modificando el contexto, no sería sexismo lingüístico en todos los casos. Si leemos un titular como "Rosalía Iglesias se niega a declarar", la mayoría se quedaría en la inopia. "Y esa tal Rosalía Iglesias, ¿quién es?". Os respondo yo: es la mujer de Luis Bárcenas, que es bastante célebre en los tejemanejes del politiqueo patrio. Poner en un titular, en cambio, "la mujer de Bárcenas se niega a declarar" no incurre en sexismo lingüístico, porque el público, en principio, no tiene por qué saber quién es esta señora, que es noticia de dominio público por estar casada con alguien que sí lo es. Es la diferencia, y creo que por contexto se entiende sobradamente bien. Así pues, creo que la definición clásica de sexismo lingüístico ha quedado sobradamente explicada.
Ahora voy a saltar a un tema peliagudo. Especialmente en Internet, desde hace tiempo se ha extendido el uso del llamado "lenguaje inclusivo". El lenguaje inclusivo tiene como objetivo, originalmente, la creación de un plural neutro que incluyese también a las mujeres. Ahora incluye también a esa parte del colectivo LGTB que no se siente identificado ni con el género masculino ni con el femenino. Encontramos principalmente 3 tipos de lenguaje inclusivo:
-L@s compañer@s: la utilización de la arroba, hace unos años, era el tipo de lenguaje inclusivo más utilizado en Internet. De entrada, tiene un fallo lingüístico más que evidente, y es que la @ no es una letra en ningún alfabeto conocido. Además, no hay manera humana de pronunciarlo.
-Lxs compañerxs: la X sí es una letra, pero, además de mantener (y agravar) el problema de la pronunciación, atenta contra varias cosas que he explicado aquí. Sí, vuelvo a sacar a flote el tema es, de nuevo, por el signo lingüístico. La X como símbolo, tal y como hemos acordado, carece de propiedades vocálicas. Personalmente, es algo que me duele mucho a la vista.
- Les compañeres: la forma más reciente de lenguaje inclusivo modifica y corrige algunas de las taras de las otras dos opciones. En este caso, se emplea la letra "e", que es un signo que conocemos todos, sabemos cómo se pronuncia. ¿Problema? De decodificación y de artificialidad. Afrontemos lo primero: al ser algo que no existe en el español como lengua, afrontamos un problema de decodificación. ¿Por qué? Porque esta modalidad de lenguaje inclusivo es, de momento, minoritaria. Aunque he escogido la palabra "compañeros" y sucedáneos a voleo, realmente en lenguas como el asturiano "compañeres" existe. El artículo "les" existe en francés. O sea, dificulta la comprensión del texto, obligando a realizar una segunda decodificación. (Ndr: Actualización de última hora que llevo días pensando en meter) Además, ya hay plurales en español que terminan en -e y no representan nada neutro. "Señores, lectores, pastores....". Lo cual hace todavía más ineficaz esta medida impuesta. Evolución arbitraria y eso. También, y aquí entra mi opinión personal a escena, existe eso que he llamado artificialidad. La lengua natural, como ya he dicho antes, es un ente vivo que evoluciona de forma arbitraria. Forzarla a cambiar me parece inhumano, y más desmontando la gramática por obra y gracia de Jesucristo. El lingüista estadounidense Noam Chomsky, figura reconocida, lo explicaba de la siguiente manera (traducción de un servidor):
"Un cambio pequeño primero, otro pequeño cambio después, hasta llegar finalmente a organismos complejos"
¿Qué quiere decirnos Chomsky con esto? Además de apoyar la evolución natural del lenguaje, explica su proceso. Se trata de cambios mínimos desde una perspectiva diacrónica, no de evoluciones importantes ni forzosas (modificar una gramática me parece un cambio importante), impuestas desde fuera.
Si aun así, la gente se sigue negando a utilizar los pronombres habituales, existen alternativas. La más obvia, centrada en textos cortos, es utilizar "compañeros/as". Un texto entero así puede ser cargante, además de atentar contra el principio de economía lingüística, pero en ambientes donde impera el mensaje corto, como puede ser la red social Twitter (donde el lenguaje inclusivo, al ser una red social llena de gente joven, tiene peso), puede ser una opción. Por el tema del espectro binario, o sea, si el usuario de la lengua no se siente cómodo ni con ser un compañero o una compañera, el español es una lengua rica y variada, rebosante de opciones y recursos pragmáticos. Evidentemente, exige un pequeño esfuerzo, pero creo que merece la pena.
Hasta aquí llega el artículo. Agradecería muchísimo la difusión del mismo, que voy a colgar en mi Facebook personal y en mi cuenta de Twitter, @RageAwakened. También me gustaría fomentar un debate sano basado en los argumentos. Lo que no estoy por la labor de tolerar, ya me entenderéis, son comentarios despectivos sin base alguna, desde "putos chalados tete, que escriben con las Xs esas"hasta (y esto es una falacia ad hominem bastante sucia) "y tú qué sabes, si eres hombre blanco, cis y hetero". Bueno, además de todo eso, estudio una Filología. Un aplauso. Habiendo terminado esta pequeña aclaración, el resto lo dejo en vuestras manos. Un saludo, y de corazón espero que os haya aportado algo.
Explicado medianamente el fenómeno arbitrario de la evolución de la lengua, hablaré del componente social. Porque, después de todo, es una parte importante y no me he adentrado en ella. No he tenido muchos problemas personalmente, pero contaré una anécdota. En una conversación en Twitter, me acusaron de "machista por usar lenguaje patriarcal". La palabra de la discordia era "coñazo". Esta demanda es, además de poco afortunada, totalmente incorrecta. Podéis pensar que "lo malo se refiere a lo femenino (Ndr: desde un punto de vista tradicional aka cis) y lo bueno a lo masculino, por eso coñazo es malo y ser la polla es positivo (Ndr: tampoco es preciso, "de los cojones" no es algo positivo)". Esto es fruto de una evolución lingüística totalmente arbitraria, ajena al patriarcado. De la misma manera que la tercera "neutra" persona del plural coincide con la forma masculina. Por ejemplo, fruto también de esta evolución encontramos términos que aluden a lo mismo, y que pueden ser tanto masculinos como femeninos. "Personas" es femenino, "seres humanos" es masculino. Y hablamos exactamente de lo mismo. Es más, por esta evolución los objetos inanimados también reciben, hablando de pronombres, un género masculino o femenino de forma totalmente arbitraria. Ejemplos muy sencillos, "televisión" es femenino y "televisor" es masculino. ¿Aluden ambas palabras a algo masculino o femenino de por sí? ¿No aluden acaso al mismo objeto? Sí, pero, evidentemente, hay quien tiene que escudarse en falsas teorías para demostrar su postura.
El machismo en la sociedad está presente desde... ¿siempre? Eso es evidente. Y por ello, una serie de palabras y términos, usados habitualmente con fines denigrantes, tienen connotaciones machistas. Pero dichas palabras no son machistas. El lenguaje NO es sexista, como bien he dicho antes, sino su uso. Esto lo explicó perfectamente el lingüista suizo Ferdinand de Saussure (aquellos que me sigáis en Twitter me veréis mencionarlo a menudo hablando de lingüística). Él definió los conceptos de "signo lingüístico", "significado" y "significante", que son absolutamente determinantes en estas premisas que os cuento. El signo lingüístico es la relación entre significado (el concepto en sí) y significante (la imagen que tenemos de ese término). Esa relación es inmotivada, o sea, es así porque se han dado las condiciones para que identifiquemos, por ejemplo, la palabra "perro" con "el mamífero cuadrúpedo de tal especie". De forma más sencilla, por eso la palabra "verde" alude a la realidad (el color verde) que tenemos identificada como tal. Lo que he comentado antes de significado y significante.
Ahora, por fin, voy a hablar del cacareado sexismo lingüístico como tal. Partiendo de los postulados que ya he explicado, parece absurdo hablar de ciertos términos como sexistas, ¿no? En parte, sí. Hablemos de algo básico: la intención del hablante, el matiz y el contexto. Hablemos en plata, de ejemplo voy a poner la palabra "puta". Está muy extendido el pensamiento de que ciertos términos llevan una carga discriminatoria, en este caso, el machismo. Gente que me lee, la palabra "puta" no es machista, porque las connotaciones machistas de la palabra vienen motivadas por su uso social, jamás por el término en sí. Y la vamos a ver en contexto. Decir "esa chica se ha acostado con 3 personas esta semana es una puta" es, efectivamente, machista. ¿Por qué? Porque sigue el postulado patriarcal de "disfrutar de la libertad sexual siendo una mujer es algo pernicioso para la moral". En hombres esto, de darse, es algo de menor grado y muchísimo menos común. Sí, es machista, puro sentido común. Ahora, cojamos la misma palabra y vamos a meterla en un contexto diferente. "La puta ecuación me tiene en ascuas". No veo sexismo ni discriminación alguna ahí, ni intención machista. Porque, en ese contexto, la connotación es diferente. Es una palabrota, tiene esa connotación a modo de tabú, es malsonante, vulgar, etc, pero no machista. Es una partícula que sirve para añadir énfasis. ¿Que hay opciones en lugar de usar esa palabra? Miles. Por ejemplo, "la maldita ecuación". Es decisión de cada uno emplear ciertos términos, pero no existe nada sexista ni pernicioso en soltar esos términos enfáticos. Y esto no es sexismo lingüístico tampoco. Para el sexismo lingüístico voy a poner un ejemplo muy sencillo y también de actualidad: el caso de Tania Sánchez.
Seguramente habréis leído en la prensa, especialmente en aquella de perfil más conservador, tildar a Tania Sánchez, antes de nada, como "compañera sentimental de Pablo Iglesias". Pues bien, esto sí es sexismo lingüístico, de manual. ¿Por qué? Porque se habla de una persona como "parte" de otra, disminuyendo así su valía en la vida política. Por mucha atención mediática que genere hoy en día Iglesias, Sánchez es ,ni más ni menos, Eurodiputada por Izquierda Unida. O sea, tiene peso suficiente en la política española como para que sea tratada como lo que representa en ella, y no como mera pareja de otro político más famoso, ¿no? Esto, ni más ni menos, es un flagrante ejemplo de sexismo lingüístico, tal cual. Volviendo al caso, y modificando el contexto, no sería sexismo lingüístico en todos los casos. Si leemos un titular como "Rosalía Iglesias se niega a declarar", la mayoría se quedaría en la inopia. "Y esa tal Rosalía Iglesias, ¿quién es?". Os respondo yo: es la mujer de Luis Bárcenas, que es bastante célebre en los tejemanejes del politiqueo patrio. Poner en un titular, en cambio, "la mujer de Bárcenas se niega a declarar" no incurre en sexismo lingüístico, porque el público, en principio, no tiene por qué saber quién es esta señora, que es noticia de dominio público por estar casada con alguien que sí lo es. Es la diferencia, y creo que por contexto se entiende sobradamente bien. Así pues, creo que la definición clásica de sexismo lingüístico ha quedado sobradamente explicada.
Ahora voy a saltar a un tema peliagudo. Especialmente en Internet, desde hace tiempo se ha extendido el uso del llamado "lenguaje inclusivo". El lenguaje inclusivo tiene como objetivo, originalmente, la creación de un plural neutro que incluyese también a las mujeres. Ahora incluye también a esa parte del colectivo LGTB que no se siente identificado ni con el género masculino ni con el femenino. Encontramos principalmente 3 tipos de lenguaje inclusivo:
-L@s compañer@s: la utilización de la arroba, hace unos años, era el tipo de lenguaje inclusivo más utilizado en Internet. De entrada, tiene un fallo lingüístico más que evidente, y es que la @ no es una letra en ningún alfabeto conocido. Además, no hay manera humana de pronunciarlo.
-Lxs compañerxs: la X sí es una letra, pero, además de mantener (y agravar) el problema de la pronunciación, atenta contra varias cosas que he explicado aquí. Sí, vuelvo a sacar a flote el tema es, de nuevo, por el signo lingüístico. La X como símbolo, tal y como hemos acordado, carece de propiedades vocálicas. Personalmente, es algo que me duele mucho a la vista.
- Les compañeres: la forma más reciente de lenguaje inclusivo modifica y corrige algunas de las taras de las otras dos opciones. En este caso, se emplea la letra "e", que es un signo que conocemos todos, sabemos cómo se pronuncia. ¿Problema? De decodificación y de artificialidad. Afrontemos lo primero: al ser algo que no existe en el español como lengua, afrontamos un problema de decodificación. ¿Por qué? Porque esta modalidad de lenguaje inclusivo es, de momento, minoritaria. Aunque he escogido la palabra "compañeros" y sucedáneos a voleo, realmente en lenguas como el asturiano "compañeres" existe. El artículo "les" existe en francés. O sea, dificulta la comprensión del texto, obligando a realizar una segunda decodificación. (Ndr: Actualización de última hora que llevo días pensando en meter) Además, ya hay plurales en español que terminan en -e y no representan nada neutro. "Señores, lectores, pastores....". Lo cual hace todavía más ineficaz esta medida impuesta. Evolución arbitraria y eso. También, y aquí entra mi opinión personal a escena, existe eso que he llamado artificialidad. La lengua natural, como ya he dicho antes, es un ente vivo que evoluciona de forma arbitraria. Forzarla a cambiar me parece inhumano, y más desmontando la gramática por obra y gracia de Jesucristo. El lingüista estadounidense Noam Chomsky, figura reconocida, lo explicaba de la siguiente manera (traducción de un servidor):
"Un cambio pequeño primero, otro pequeño cambio después, hasta llegar finalmente a organismos complejos"
¿Qué quiere decirnos Chomsky con esto? Además de apoyar la evolución natural del lenguaje, explica su proceso. Se trata de cambios mínimos desde una perspectiva diacrónica, no de evoluciones importantes ni forzosas (modificar una gramática me parece un cambio importante), impuestas desde fuera.
Si aun así, la gente se sigue negando a utilizar los pronombres habituales, existen alternativas. La más obvia, centrada en textos cortos, es utilizar "compañeros/as". Un texto entero así puede ser cargante, además de atentar contra el principio de economía lingüística, pero en ambientes donde impera el mensaje corto, como puede ser la red social Twitter (donde el lenguaje inclusivo, al ser una red social llena de gente joven, tiene peso), puede ser una opción. Por el tema del espectro binario, o sea, si el usuario de la lengua no se siente cómodo ni con ser un compañero o una compañera, el español es una lengua rica y variada, rebosante de opciones y recursos pragmáticos. Evidentemente, exige un pequeño esfuerzo, pero creo que merece la pena.
Hasta aquí llega el artículo. Agradecería muchísimo la difusión del mismo, que voy a colgar en mi Facebook personal y en mi cuenta de Twitter, @RageAwakened. También me gustaría fomentar un debate sano basado en los argumentos. Lo que no estoy por la labor de tolerar, ya me entenderéis, son comentarios despectivos sin base alguna, desde "putos chalados tete, que escriben con las Xs esas"hasta (y esto es una falacia ad hominem bastante sucia) "y tú qué sabes, si eres hombre blanco, cis y hetero". Bueno, además de todo eso, estudio una Filología. Un aplauso. Habiendo terminado esta pequeña aclaración, el resto lo dejo en vuestras manos. Un saludo, y de corazón espero que os haya aportado algo.
Estoy de acuerdo con la mayor parte de todo lo expuesto, si acaso puntualizaría que antes de hablar de "sexismo lingüístico" como en el ejemplo de "la mujer de Bárcenas", hablaría de un "uso sexista del lenguaje", aunque sea más largo, creo que deja menos espacio a posibles confusiones.
ResponderEliminarMi postura en todo este asunto por lo pronto es dejarlo estar, quien quiera usarlo bien y quien no pues bien también, si la idea del morfema neutro «-e/-es» gusta al conjunto total de hablantes se acabará incorporando al uso natural de la lengua, o si no por lo menos en algún tipo de variadad sociolectal de la misma (y esto se aplica también a todos los neologismos "tumblr-based" de los que se queja mucho la gente últimamente). Las otras dos opciones «-@/-x», aunque ya lo dices, por el hecho de no ser pronunciables dentro del sistema silábico del español, no pueden ser parte de la lengua oral, así que fuera quedan.
Yo me pregunto qué tan útil es siquiera forzar la incorporación de un género gramatical neutro de cara a abolir el patriarcado. Porque veamos, por un lado el género gramatical (como concepto global, al margen de si luego tiene un género neutro o no) existe en apenas unas 300 o 400 lenguas dentro de las 6000 que se reconocen en todo el mundo, no llegan ni a ser una cuarta parte (en Internet están los capítulos 30, 31 y 32 del WALS para quién quiera mirar esto). Por el otro, no veo cómo las comunidades de hablantes de lenguas que sí tienen género neutro (alemán, ruso) o que directamente no tienen género gramatical (euskera, japonés, finés) caen menos en actitudes heteropatriarcales o ayudan a dar más visibilidad a personas no binarias (con esto último puedo estar metiendo un pie en cemento fresco) que las lenguas de género masculino/femenino/neutro(/animal/planta/animado/inanimado/etc.) y demás, dunno ¯\_(ツ)_/¯.
Chapó a todo. En el caso del japonés, bueno, Japón siguen siendo muy retrógrados en ese sentido, por mucho que su lengua indique, para algunas personas (para mí no, ya queda claro) que no.
Eliminar¿Pero en una sociedad matriarcal el género no marcado del plural no podría haber terminado en "as"*?
ResponderEliminarEl hecho de que una lengua no pueda ser sexista per se, o de que lenguas sin género (japonés) puedan ser patriarcales no quita que ciertos aspectos de una lengua puedan retroalimentar la naturaleza machista (o hembrista, lo mismo da) de una lengua. Lo que realmente vale la pena discutir, una vez hechas las precisiones pertinentes sobre el lenguaje que- bien- describes aquí, es si el género no marcado, por ejemplo, tiene algún efecto en la sociedad, independientemente de que se haya creado de manera arbitraria y sin ninguna intencionalidad maliciosa.
Mi opinión es que sí.
La lengua (objeto) no tiene intenciones. Las intenciones son cosa de los sujetos (los hablantes). O sea, que el sexismo sería una característica propia del uso concreto que le dé (el hablante) a la lengua. Una lengua, pese a no haber sido influido por una sociedad patriarcal en forma de géneros, puede representar para nosotros una manera de machismo. El género no marcado, haya sido por casualidad o por lo que haya sido, sí influye en nuestra concepción de la realidad, ya que identificamos el "os" con el masculino. Quizás la clave de todo es ser consciente de que es un "género no marcado". La ignorancia de los aspectos que tratas en este artículo puede ser el germen de que se diga, precisamente, que estos aspectos son sexistas.
Un saludo.
*Que coincide, casualmente, con el femenino.
Bueno, es lo que comento más arriba. Que el machismo arraiga en la sociedad y afecta y drena todo, el lenguaje se ve afectado. Pero eso no indica que el lenguaje sea machista. Identificar el -os con el masculino aun siendo el neutro en español es por la huella psíquica que deja, o sea, lo que comenté del significante. Lo has entendido de sobras como para añadir muchas cosas, creo xD
EliminarMe he olvidado de leer este artículo hace tiempo por despistes, pero bueno... Ahora que está leído creo que puedo comentarlo. Voy a citar lo que creo que es más importante para ser comentado.
ResponderEliminar"¿Influye la construcción sexista de la sociedad (el patriarcado) en el lenguaje? La sociedad efectivamente influye, pero eso no significa que el lenguaje adquiera unas connotaciones sexistas sí o sí."
Hay que tener cuidado aquí. El ejemplo está enfocado a sociedades patriarcales, pero... ¿Podemos extrapolar el ejemplo a sociedades matriarcales? Todavía existen, ojo.
"Es decir, estos procesos de cambio vienen motivados por fenómenos arbitrarios, y no por una sociedad sexista."
Sí. Tenemos el ejemplo de las lenguas romances. Qué distinto el rumano, influenciado por lenguas eslavas, del castellano, que es un ejemplo que nos coge más cercano.
"En una conversación en Twitter, me acusaron de "machista por usar lenguaje patriarcal". La palabra de la discordia era "coñazo". Esta demanda es, además de poco afortunada, totalmente incorrecta. Podéis pensar que "lo malo se refiere a lo femenino (Ndr: desde un punto de vista tradicional aka cis) y lo bueno a lo masculino, por eso coñazo es malo y ser la polla es positivo (Ndr: tampoco es preciso, "de los cojones" no es algo positivo)""
Los grandes cambios sociales y el paso del tiempo cambia el significado de las palabras. ¿Cuánta gente usa la palabra indio para referirse a la gente procedente de La India? Más bien usan esa palabra para referirse a apaches, aztecas, mayas, incas, mapuches y demás habitantes autóctonos de América; y, para los habitantes de La India, usan hindú, que es un término que se refiere a los practicantes del hinduísmo.
Otro ejemplo: La palabra hostia, que la gente en España lo usa bien poco para referirse a la galleta que da el cura en la misa; más bien lo usan, en tono vulgar y despectivo, para referirse a cualquier golpe o como demostración de sorpresa. Hay casos de gente católica que se ofende por este uso, lo cual es comprensible, y no veo que hagan ninguna cruzada para corregir eso.
""Personas" es femenino, "seres humanos" es masculino."
Anécdotas del instituto: En 2º de ESO una profesora de castellano decía "Soy de la generación en la que todos eran todos y todas". Cuando estaba en 1º de bachillerato yo era el único chico de la clase, y cosas como estas por parte de los profesores eran muy comunes: "¿Estáis todas, y Germán, preparadas?" o "Os traeré los exámenes a todas... Y a Germán". Creo que cosas como "¿Está la clase preparada?" están mejor.
"El machismo en la sociedad está presente desde... ¿siempre? Eso es evidente."
Hasta donde mi conocimiento llega, también hubo sociedades matriarcales, pero claro... Si quieres aplicarlos al contexto europeo, podría ser. Habría que hacer investigación.
"Decir "esa chica se ha acostado con 3 personas esta semana es una puta" es, efectivamente, machista."
Aquí creo que hay imprecisión (puta como nombre vulgar de prostituta; mujer que a cambio de dinero ofrece favores sexuales). Pienso que cuadraría mejor "guarra". Además, como bien apuntas, el contexto es clave: ¿Y si esa mujer estuviese casada y con hijos? Y suponiendo que no sean de esas "parejas liberales" o que creen en el "poliamor".
"Encontramos principalmente 3 tipos de lenguaje inclusivo: -L@s compañer@s... -Lxs compañerxs... -Les compañeres...".
Hay muchas formas, como dices, de resolver estas cosas pudiendo usando masculino como femenino: "Las personas", "Los individuos", "La agrupación", "El conjunto", etcétera.
Gran mención a Chomsky. Sus conceptos de "Competencia" y "Actuación", muy útiles. Vaya que sí.
Saludos.
El ejemplo de los curas y las hostias es perfecto para lo que describo, sin duda. Va todo relacionado con la idea que tenemos de un cierto símbolo, en este caso, unas palabras. Al final, quien no sepa de lingüística ve las cosas donde quiere verlas, ya sean ofensas o discriminación. Que el lenguaje no es perfecto, pero pervertirlo me parece un sacrilegio.
EliminarPongo casos generales, pero vamos, es cierto que no he investigado la evolución del lenguaje en sociedades distintas a la tradicional. Con desmentir lo que algunas personas tildan de machista en el español con casos que demuestran la arbitrariedad de esta evolución me di por satisfecho xD
Personalmente, y ya lo comento arriba, soy partidario también de utilizar los recursos que nos da la lengua española, que son muchos.
Este comentario completa mucho lo de arrriba. Como siempre, gracias :D