miércoles, 22 de febrero de 2012

Nocturne - The Human Abstract [2006]

Ey, qué pasa. Tras subir una obra conocidísima, toca el turno de una banda jovencita, que tristemente están en hiato y sin vocalista (ya me podrían coger a mí, lol), una pena porque me parecen una de las mejores bandas de su estilo.



La banda estadounidense de Metalcore Progresivo (incluyendo elementos Neoclásicos en sus guitarras, también) The Human Abstract se formó allá por el 2004, y tras un baile de miembros brutal, tienen 3 discos. Este es su debut y obra clave. En cuanto a sonido y situación, son fácilmente comparables a los dos discos de Protest the Hero, que son de un rollo parecido y de la misma época, con ciertas diferencias (2005 y 2008), de hecho, el dibujo de portada es del mismo autor de la del Fortress. La diferencia es que Protest the Hero son más melódicos, incluyen por lo general sonidos más cercanos al Hardcore (Post-Hardcore) y sus composiciones están enfocadas de otra manera, no tan cercanas al Metal Progresivo, especialmente en lo que a las guitarras y la base rítmica (especialmente batería) de The Human Abstract, aparte de que ellos siempre han sido la misma formación. Así como curiosidad, supongo que sacarían su nombre del disco de Hyeronymus Bosch, banda rusa de Technical/Progressive Death Metal, que a su vez lo sacó del pintor que conocemos como "el Bosco". O del poema del mismo nombre de William Blake. Bueno, a lo que estábamos.

Harbringer es el tema que abre el disco. Un inicio acústico deja paso a las guitarras de A.J. Minette y Dean Herrera, contundentes pero melódicas. Es uno de los temas de corte más moderno del disco, Metalcore melódico con un estribillo donde Nathan Ells (para mí el mejor vocalista que han tenido) canta con su voz más suave en el estribillo y los gritos propios del estilo, con breakdowns pesados. Self Portraits Of The Instincts sigue un poco la tónica del tema anterior, con un buen uso del shredding y los cambios de tono del vocalista. Líricamente habla un poco sobre el lado oscuro de la humanidad. El disco, si bien no es un disco conceptual, tiene letras bastante enfocadas sobre un tema (sentimientos, pensamientos, un rollo bastante introspectivo sobre el ser humano y tal), pero sin más nexo que ese. Nocturne nos introduce terrenos más progresivos que los dos temas anteriores, siendo una de mis favoritas del disco, con esos cambios de ritmo complejos de mano de la batería. La actuación vocal también es muy buena, con esa facilidad para romper a gritar o tirar de voces semilimpias (ese tono medio roto pero melódico que saca tan a menudo) o meter altos.

Pero lo mejor está por llegar, esta canción merecería una reseña para ella sola, puesto que me parece la mejor canción de la banda. Crossing the Rubicon abre con un riff velocísimo (shredding) que deja paso al grueso del tema, donde se reconocen una melodía principal más asimilable, los cambios vocales típicos, por preferencia por las voces semilimpias, un estribillo excelente (la construcción de la línea vocal es muy pegadiza, ya veréis a qué me refiero). Lo que en primera instancia parece un corte más líneal, cambia y evoluciona con una fluidez extraordinaria, introduciendo blast beats y punteos veloces al más puro estilo de una banda de Death Metal, para luego volver a meter breakdowns de Metalcore. El final es más tranquilito, con unas líneas de bajo endiabladas y un solo de corte más clásico, un tema cambiante y redondo. La letra está bastante bien, sobre venganza, respeto, y vomitando bilis a saco (la actuación vocal ayuda), todo esto en solo 5 minutos, siendo la segunda más larga del disco. Luego toca el turno de una instrumental bastante tranquilita, Sotto Voce, que como suele ocurrir introduce un siguiente tema, Mea Culpa. Es un tema donde predominan las voces limpias, con gritos puntuales, un tema que, pese abrir con unas líneas de bajo bastante jazz/prog metal, se vuelve enseguida bastante directo, con cambios de ritmo notables (básicamente acelerando el ritmo de batería). La outro, con buen gusto por la melodía y los arpegios guitarra gustará a los fans del Metal Progresivo más clásico.

Movement From Discord es otro tema de corte moderno y muy melódico, donde el apartado instrumental queda un poco en un segundo plano en comparación a las líneas vocales. Una pena, porque son unos instrumentistas de vicio, aunque la voz esté a la altura. Se compensa por la letra, sobre la presión a la que se ve uno sometido ante altas expectativas, y por el final, con alguna de las líneas de guitarra más épicas y más clásicas del disco. Channel Detritus vuelve con gritos desgarrados, algunas líneas vocales dobles (todas a cargo de Nathan) y la batería a tope, siendo una de las canciones más agresivas del disco. Como ya es costumbre, los guitarristas entran y se van sin llamar, tocando riffs con una facilidad asombrosa, dado que la música de la banda no es precisamente para principiantes con el instrumento. Ojo al riff de 2:38, con un regustillo a Death Metal bastante obvio, dicha variedad siempre se agradece. El final, más de 2 minutos completamente acústicos. Muy buena letra, sobre superación y tal, desde un punto de vista adulto.

Polaris resume un poco lo que venimos viendo en el disco, pero con tempo algo más pausado y un solo muy limpio, con un buen trabajo de doble pedal por parte de la batería. El final, muy emotivo y melódico, donde sobresale una letra que, de nuevo, vuelve a estar de actualidad: no seas perezoso, levántate y lucha. Echelons to Molotovs es una canción corta, directa y que vuelve a sintetizar Metalcore con Progresivo. Pero se han guardado un par de ases en la manga excelentes para terminar; la instrumental Desiderata comienza con un riff acústico que va ganando en intensidad y que no desentonaría en una canción de Opeth, para que os hagáis una idea, para luego convertirse en otro, una melodía preciosista que se va oscureciendo y apagando, un piano... y zasca, entra un riff potentísimo, el último tema, Vela, Together We Await The Storm, también es de lo mejorcito del disco. Lo de antes era la calma, y ahora llega la tormenta, a través de unos riffs extraídos del mejor Metalcore. Mientras la base rítmica se mantiene a ritmo firme, las guitarras dibujan riffs arpegiados, melódicos y directos. Nathan se desgañita a gusto. La dualidad entre la agresividad de la mayoría de las voces y la luminosidad de la letra, buscando esperanza, se me presenta muy buena.

Con ésto doy por terminado el análisis. Espero que os haya gustado, y por supuesto, que os guste el disco. Creo que tanto los fans del Metal Progresivo más clásico, sobre todo por la habilidad de los dos guitarristas, como de corrientes más actuales disfrutarán como enanos del disco, en caso de no haberlo escuchado ya, tardáis. Un saludo, y hasta la próxima entrada, como siempre.



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