jueves, 3 de mayo de 2012

Stalingrad - Accept [2012]

Buenas. Habréis notado que he tardado algo más que de normal en actualizar el Blog. Eso significa que vamos entrando en Mayo y el deber me reclama, lo siento, puesto que la cosa irá a más y en estos dos meses actualizaré bastante menos que de costumbre. Por otra parte, y supongo que por las novedades, las últimas entradas del blog han tenido un número de visitas bastante mejor que en los últimos meses, especialmente el disco de Anathema, así que me quedo un poco más tranquilo. Lo que hoy os traigo es, por supuesto, otro disco salido en 2012, de una banda que los más metidos en el Metal tradicional conocerán bien. Estoy hablando de la banda de Metal más influyente de Alemania, en mi opinión, y esos son Accept. Pero no unos Accept cualquiera, sino los nuevos Accept con Mark Tornillo a las voces:


Antes de hablar de Stalingrad, hay que echar la mirada dos años atrás. Nueva reunión de Accept sin Udo Dirkschneider, el carismático vocalista clásico de la formación teutona. Las esperanzas en general no eran muy altas vistos los precedentes, pero callaron bocas de manera inmediata con un sensacional Blood of the Nations que estaba a la altura de lo que supone el estatus en la escena. Stalingrad es la continuación directa del mismo, muy en la línea, pero algo más llevadero, más corto (20 minutos de diferencia, más o menos) y un puntito más directo. En líneas generales no me ha parecido tan bueno, pero eh, el listón estaba alto. Aun así, el disco me ha parecido bastante bueno, y un detalle: si no es su mejor portada, por ahí anda. En esos temas el listón no es que esté muy alto, nunca me gustaron demasiado las portadas del grupo. La música en cambio, es otra cosa. Uno de los pioneros del Heavy Metal en Alemania, y del Speed Metal que cimentaría varias generaciones de bandas (entre ellos nombres tan grandes como Helloween o Running Wild, del cual tengo que hablaros de su nuevo trabajo), centradas tanto en la velocidad como en la melodía. Visto lo visto, vamos allá.

Hung, Drawn and Quartered empieza con esas características: riffs muy melódicos, base rítmica veloz y tempos sencillos, con la cazallera voz de Mark Tornillo, una suerte de Bon Scott muy cabreado, al frente, se permite marcarse un par de falsetes. El estribillo es muy sencillito y creo que no es tan bueno como el resto de la canción, que a nivel vocal e instrumental se convierte enseguida en un gran tema de los nuevos Accept, especialmente ese solo a dos guitarras lleno de melodía y saber hacer, soltando notas agudas y coloridas por doquier. El tema homónimo es la siguiente, y el pistón no baja en cuanto a calidad, sí en velocidad, este es algo más rítmico y agresivo, salvo por la intro y alguna parte más. Los coros, muy bien hechos, Peter Baltes siempre ha aportado en este sentido, me parecen una de las mejores bandas de Heavy Metal a la hora de sacarse coros de la manga, sin caer en lo hortera y de forma muy personal, le dan un toque muy épico y elegante. El solo calca el himno de la URSS al dedillo, y es un detalle que me ha encantado, teniendo en cuenta la temática del disco (ojo, aclaro que no es conceptual), y siempre han mantenido esta temática bélica incluso en su puesta en escena, siendo, para variar, influyentes. Muy sentidos los punteos, Wolf Hoffmann es el alma de Accept, y quien dude eso, disiente profundamente conmigo. Hellfire es el tercer tema, y si bien es un tema que bien podría ser un single (parte acústica, coros pegadizos y riff directo), esperaba algo más. Estructuralmente es facilón, para qué negarlo, hay partes realmente bien interpretadas por Tornillo, aportando matices melódicos que suben el conjunto, pero no es precisamente el tipo de tema que más me gusta de Accept. El estribillo es bastante bueno, eso sí, con las partes rápidas del solo son lo mejor del tema, pero este tipo de temas no deberían durar más de 4 minutos, y dura 6.

Flash to Bang Time en cambio me gusta bastante más. Intro de batería, sensación de velocidad y frenetismo bien conseguida y si bien no es un tema de estructura compleja (nunca han sido virtuosos, para qué engañarnos), los Accept punzantes y cortantes son perfectamente reconocibles aquí, con Hoffmann en plan demencial durante todo el tema. Y los altos, joder, que Tornillo tiene una edad, pero se debe de conservar bien el hombre atendiendo a lo que he visto en vídeos en directo. En general la batería me gusta bastante en este tema, aparte de sonar de vicio (luego hablaré de la producción), tiene un cambio de ritmo antes del solo, todo muy marcial y muy en la tónica del disco, que queda bastante de mi agrado. Shadow Soldiers, en contraste, empieza muy calmadito, un recurso algo típico pero un poco de calma entre tanta caña. El riff medio cabalgante, marcial y bastante épico funciona a la perfección con la temática. La interpretación vocal le da un toque muy solemne, de nuevo muy militar con un resultado soberbio, la rítmica es bastante lenta en términos de Accept... ya os podréis imaginar el protagonismo de los coros, y el solo pausado y melódico. Buen tema, pero no de lo mejor. Revolution es otro tema de Heavy Metal más veloz y agresivo, colindando con el Speed a ratos, con unas buenas líneas de bajo que no se aprecian tanto a simple vista, y guitarreos frenéticos. Againt the World baja de nuevo la velocidad, un medio tiempo con buena guitarra rítmica que le da un toque más veloz, muy en la línea de la etapa dorada del grupo, con coros bastante densos, Accept clásico. Gusta pero no sorprende.

Ya solo quedan 3 temas para terminar el disco. Twist of Fate es muy pausada, a ratos parece una balada pero con el registro habitual de Tornillo, sin enseñarnos su faceta más melódica, a ratos un medio tiempo melódico, a medio caballo, subiendo un poco la intensidad al final, antes de terminar con un fade out. De nuevo el solo es pausado, pero no tan bueno como otros. The Quick and the Dead, como su nombre indica, es un tema rápido, y de los mejores. Riff veloz, doble bombo cortante y rítmica marcada, con líneas vocales agudas y endiabladas. La sección central es de lo mejor del disco, directamente, y es que no es secreto que me gusta el Heavy Metal rápido por mucho que Black Sabbath sea mi fetiche personal. El tema que cierra es también el más largo, más de 7 minutos dura The Galley. Comienzo oscuro (siempre en sus cánones, claro), pausado y que va ganando en ritmo e intensidad con el tiempo. La variedad de tonos de Tornillo, con registros algo más naturales siempre en su tesitura grave, el crescendo hacia el estribillo, las voces dobladas casi superpuestas, principal y coros, una parte hablada... el final recupera el tono melódico sin dejar de lado los guitarreos y melodías dobladas marca de la casa, guiándonos hacia un final emotivo y completamente instrumental, y que sirve como una notable conclusión del disco.

Ahora es cuando hablo de unas cosas que considero importantes en la reseña. En primer lugar, la producción. Andy Sneap es uno de mis productores de Metal favoritos, ya trabajaron con él en su anterior disco y la mezcla vuelve a resultar muy buena, potente y actual pero respetando el sonido clásico. Además Accept girarán con Hell, su banda, que debutó finalmente el año pasado con uno de los mejores discos de Heavy Metal que he escuchado de los últimos años, ya os hablaré de él. Luego, considero a Stalingrad un buen trabajo, algo más directo que su predecesor y más liviano, cosa que algunos fans agradecerán, pero también pierde mucho el factor sorpresa del anterior y el nivel en general no es tan alto, quedándose como una continuación buena, pero no igual de buena. Aun así, que una banda con tantos años de actividad siga sacando discos así es de agradecer. Y tercer, último y más polémico punto, Mark Tornillo me parece mejor vocalista que Udo. No será tan carismático ni tan personal, pero a nivel de rango, variedad de tonos usados y esas cosas, me parece superior, meramente como vocal. Eso es todo, así que hasta la próxima, y a ver para cuando.






1 comentario:

  1. Great Blog! Check Out http:://themetallodge.blogspot.com an lets exchange banners/links! Cheers!

    ResponderEliminar