domingo, 13 de noviembre de 2011

En ocasiones me da por pensar

A veces me da por pensar un poco. Solo en ocasiones, muy contadas. ¿Por qué? Porque está demostrado que, el 90% de las veces que pienso, así calculando a ojo, estoy preocupado, o no suele ser algo bueno. Vaya, que soy un cenizaco de cuidado.

Sin embargo, esta vez viene siendo un poco diferente. Me da por pensar desde una perspectiva, cuanto menos, positiva.

Me explico: los años no pasan en balde. 2008 por ejemplo, fue una puta mierda. Se me juntaron demasiadas cosas para lo que por entonces un chaval de 15-16 años sin puta idea de la vida pudiese soportar. Si he de sacar algo bueno, que lo hay, es que por aquel entonces empecé a interesarme por la música.

Oh, música, fiel compañera en alegrías y penas. Sonará típico y tópico, pero lo que ha hecho por mí, no lo sospecharían ni algunas de las personas que mejor me conocen. Para lo bueno y lo no tan bueno, ya que 2009... bueno, mejoró respecto a lo anterior, con sus cosillas.

Sobre mi 2010 podrían correr ríos de tinta. Gilipolleces, mayoría de edad, y más gilipolleces. De las cosas que me arrepiento, muchas se sitúan por aquí, gracias a mi mala cabeza y a esa condenada capacidad que tengo de montarme mis propios follones. Sin embargo, aprendí mucho, a sacar fuerzas de donde no las hay, a no depender más de lo necesario. Estoy eternamente agradecido a la cadena de hostias que me di en 2008 y 2010. Algunas ya se veían venir, pero bueno, nos metemos en cosas que no interesan.

Es curioso, si no hubiese acudido a Septiembre (culpa de esa mala cabeza, y no precisamente por torpeza para estudiar) no hubiese terminado en Salamanca. Reconozco que tenía un miedo atroz cuando aterricé aquí, conociendo apenas a dos personas y un recelo brutal a todo lo que oliese a nuevo, con la absurda idea de "al año me vuelvo a Mañolandia". Estúpido de mí. He conocido a mucha gente, con alguna me llevo mejor, con alguna no me llevo, y algunas personas se sorprenderían del aprecio que les guardo. No sé, siempre he pensado que mantener distancias no es ni mucho menos malo. Mi opinión sobre ese tema también haría correr tinta, pero sería malgastar tiempo y espacio.

De eso han pasado 13 meses, estoy asentado en la ciudad, pese a que sigo orientándome como el culo, tranquilo, con mi carrera, mis estudios, y mi vida. Le debo bastante a la gente que he conocido, y, por qué no decirlo, a que he madurado con los años. Sigo estando mal de la cabeza, sigo teniendo mal carácter, y sigo preocupándome por chorradas, sigo siendo terco de cojones, pero ya con otra perspectiva.

Todavía queda un mes y medio de éste año y puedo decir que el balance ha sido, en general, bueno. Sin embargo, llevo una temporada de felicidad exarcebada que no es ni medio normal. Eso, pensando, acojonante. Sin embargo, hay cosas que no llego a entender. Charlas que cobran sentido, careciendo completamente de él. La distancia, que siempre es puñetera. Parece broma que, en ese sentido, mi segundo año aquí sea ligeramente más complicado que el anterior. Tiene su explicación, y es que, simple y llanamente, soy idiota. Culpa de 3 o 4 personas, aparte de mía, no es algo que me quite el sueño, más bien me alegra comprobar que sigo manteniendo el contacto con la gente, 5 minutos o 5 horas.

Hay una canción que dice, más o menos, "aunque el mundo gire sobre sí mismo, lo único que se retuerce es tu cabeza". Me llama mucho la atención porque es una cosa que me ha pasado muchas veces, y que se repetirá. Pero, hasta que vuelva, aprovechemos lo que tenemos en nuestras manos. Las cosas como son, he compartido plano y existencia con gente que es la puta hostia.

PD: Pablo, cada día estás más ñoño, solo que ahora ni te molestas en taparlo. ¿Sabes lo que significa eso? ¿Significa que estoy idiota?  No. Significa que eres persona.